En un contexto de creciente movilidad internacional de trabajadores, es fundamental para España retener y atraer talento. Para este propósito, el país cuenta con varios mecanismos fiscales diseñados para hacer más atractiva la tributación de los trabajadores extranjeros. Estos incentivos, junto con otras ventajas como el clima, las infraestructuras y la cultura, posicionan a España de manera competitiva en el escenario global.
Uno de los aspectos más destacados de la legislación española es el régimen especial de impatriados, regulado en el artículo 93 de la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), comúnmente conocido como la «Ley Beckham». Este régimen se popularizó con la llegada del futbolista David Beckham a España, quien fue una de las primeras figuras mediáticas en beneficiarse de estas ventajas fiscales.
El régimen de impatriados ofrece varios beneficios significativos para los contribuyentes extranjeros durante un período de cinco años:
No están obligados a declarar en España sus rentas mundiales, salvo por rendimientos de trabajo y actividades económicas. Esto es particularmente ventajoso para extranjeros con rendimientos de capital mobiliario o inmobiliario en otros países donde la tributación puede ser inferior.
No están obligados a presentar el Modelo 720/721, lo cual es relevante para aquellos con activos en el extranjero, como criptomonedas.
No todos los extranjeros desplazados a España pueden beneficiarse de este régimen. Deben cumplir ciertos requisitos:
Es fundamental que obtengan la residencia fiscal en España. De lo contrario, estarán sujetos al Impuesto de la Renta de No Residentes (IRNR). Los criterios para establecer la residencia fiscal incluyen:
El régimen se aplica a ciertos grupos que deben cumplir y acreditar requisitos específicos, como:
Para acogerse al régimen especial de impatriados, es necesario cumplir con una serie de obligaciones formales:
El régimen especial de impatriados, conocido como Ley Beckham, ofrece una serie de beneficios fiscales diseñados para atraer a trabajadores extranjeros a España. Con un tipo impositivo atractivo y la exclusión de la renta mundial, este régimen es una herramienta poderosa para posicionar a España como un destino preferido para profesionales de todo el mundo. Sin embargo, es crucial cumplir con los requisitos específicos y gestionar adecuadamente las obligaciones formales para aprovechar al máximo estas ventajas.
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